viernes, 29 de abril de 2011

Necroturismo: Visitando a los muertos

Los cementerios tienen un algo especial. Son lugares donde no sólo reposan los mueros, sino que precisamente por ello, nos motivan a la reflexión, al pensamiento. Yo mismo me meto a los cementerios, a buscar esa paz y tranquilidad que da la gente que fue, que ya no existe...


Y en el año de 1885 en la ciudad de Palermo, Italia, el escritor francés Guy de Maupassant, quien fue autor de relatos de terror y de literatura fantástica, visitó el cementerio de los Capuchinos que se encuentra en las catacumbas, bajo el convento de Vía Capuccini. Los cadáveres con sus horrendas muecas congeladas en el delgado pergamino en que se convierte la piel al paso de los años tras la desidratación de la misma, los bebés momificados que yacían dentro de sus antiquisimas cunas en el sueño eterno, perturbaron los pensamientos de Maupassant y lo orillaron a una depresión, teniendo poco gratas reflexiones sobre la muerte. Seis años después, el 31 de diciembre de 1891, escribió "La muerte es inminente y yo estoy loco". La primera noche del nuevo año intentó suicidarse y murio finalmente horas más tarde en una clínica en París, sin haber recobrado el conocimiento. ¿Habrá sido todo esto motivado por su visita a las catacumbas? Imposible saberlo, pero es posible, al menos, en parte.

Pero al igual que Maupassant, mucha gente ve en estas catacumbas como en otros depósitos de restops humanos, un lugar para visitar. Buscando algo interesante, algo espantable, algo para reflexionar...  Veamos a continuación algunas imágenes de los cadáveres de los ricos y personas importantes (aparte de los propios monjes) que desde el siglo XVII pagaban para que sus restos embalsamados fueran depositados en terreno sagrado. El método era dejar el cuerpo secar en una cueva durante 8 meses, luego sumergirlos en vinagre y al final dejarlos al sol para que su piel se curtiera.

¿Un espectáculo macabro? No lo se, quizás para algunos. En el lugar hay alrededor de 8,000 cuerpos y a pesar de que las tropas gringas saquearon (cuando no? pinches gringos) los ojos de cristal de muchas de ella durante la Segunda Guerra Mundial, quedan algunos ejemplares, como el de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, autor de "Il Gattopardo" o el de la niña Rosalía Lombardo, muerta a los dos años, que fue momificada en los años 20 y aún se conserva prácticamente intacta.Maravilloso espectáculo.

 









1 comentario:

  1. Bien, cuando vaya a Italia pasaré por ahi.

    Gracias por el dato n_n interesante.

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